domingo, 15 de enero de 2012

Sobre la relatividad

La idea general de la relatividad no es, ni cuanto menos, moderna, y es que ya Protágoras aseguraba que «El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, de las que no son en cuanto que no son.» Con esta afirmación trata de decirnos que cada hombre es capaz de percibir las cosas de forma subjetivamente distinta a como pueda otro hacerlo. Por tanto, se nos dice que una misma cosa puede ser considerada de dos formas opuestas sólo con que dos hombres diferentes las perciban. Siendo esto así, se da el caso de que algo pueda ser bueno y malo, o ser y no ser, al mismo tiempo, y esto, a mi parecer, carece de lógica alguna. En tanto que algo existe, no puede no existir, porque ambas afirmaciones se niegan entre sí, y claramente, ambas no pueden ser verdaderas. Por más que Protágoras, y las actuales corrientes relativistas se esmeren en defender la postura de una verdad relativa en pro de la igualdad, debe comprenderse que es absurdo creer que algo puede ser dos cosas totalmente opuestas que no pueden existir al mismo tiempo, como ser y no ser, por ejemplo. Del mismo modo, hoy se generaliza a todos los aspectos cotidianos de la vida, y cuando se habla de política, de costumbres o creencias, siempre acaba hablándose de la tolerancia y el respeto desde un punto de vista relativo. Estamos cansados de escuchar discusiones entre varias personas con posturas diferentes en que se argumenta que cada cual tiene su verdad, y no hay nada más ilógico, porque si por algo se caracteriza la verdad, es por ser única. El problema que trae a los hombres de cabeza desde la existencia de la comunicación verbal, es lograr ponerse de acuerdo en discusiones infinitas sobre temas también infinitos, y para solventarlo, que no solucionarlo, acaba por decirse que ambos tienen consigo la verdad. Podemos ejemplificar esto en que dos personas situadas en un mismo lugar al mismo tiempo, sintiesen frío y calor al mismo tiempo, y que por tanto, no llegasen a un acuerdo en cuanto a si hace lo uno o lo otro, pero parece que no pueden darse ambas condiciones al mismo tiempo. Por esta razón, hay que diferenciar entre opiniones o sentimientos, y la propia realidad. En este caso, las opiniones o sentimientos son de calor y frío, pero la realidad, es que la temperatura es de, pongamos, 20 grados. El hecho de que uno lleve más ropa que el otro puede influir en sus valoraciones, y de la misma manera, su masa muscular y otros tantos factores que no vienen al caso explicar. Fuera de esto, verdad es que hay 20 grados, y la consideración de que esto sea calor o frío depende de cada persona, pero no es verdad que haga calor porque alguien así lo considere, o frío, sino que esto sólo son sensaciones muy personales que no tienen que ver con la verdad, sino con la individualidad, y por tanto, la única verdad que podría de aquí extraerse, es que hay 20 grados, y a eso, nadie puede negarse. Por decirse de otra manera, diremos que el hecho de hacer frío o calor no depende de la verdad, sino de percepciones individuales que nada tienen que ver con ella.
Algo de más complejidad se da cuando hablamos de otros asuntos dependientes de la ideología política o la religiosidad, las grandes causantes de guerras y holocaustos en todo el mundo. Muchas son las guerras de índole política en las que ambos se creen en posesión de la verdad, pero hay que recordar, que no sólo existe la posibilidad de que uno de los dos la tenga, sino que también puede darse el caso de que ninguno de ellos esté en lo cierto. Ni una ideología ni la otra son verdad, sino sólo mera opinión, y vuelvo a reincidir en esto, y es que no debe confundirse verdad con sentimiento u opinión. Cada ideología política, siempre que sea respetuosa con la condición humana y preserve los derechos más naturales y obvios de todos los individuos, debe ser respetada por el simple hecho de ser opinión, pero no por eso debe considerársele verdad. Una ideología no puede ni necesita ser demostrada, y por tanto, no puede ser una verdad, porque ésta, si necesita una demostración, y al igual una religión, puesto que por más que a muchos pueda esto afectarles, no puede demostrarse que uno u otro dios sea el verdadero, o ni siquiera que alguno de ellos exista, pues no hay pruebas irrefutables de ello, y se queda en mero sentimiento u opinión.
La relatividad existe, pero no en la verdad, sino en el sentimiento u opinión, puesto que de la primera sólo hay una para cada aspecto, y de los segundos, los hay diferentes y dependientes de muchos factores. Verdad es que ahora mismo estoy escribiendo estas líneas, pero no es verdad que lo escrito sea malo o bueno, esto queda en el sentimiento u opinión, mientras que el hecho de que he escrito, es verdad porque aquí están las palabras para demostrarlo.
Ahora bien, existen ciertas opiniones encaminadas al daño, y éstas, al contrario que las otras, no merecen respeto por el simple hecho de ser opiniones, sino que fuera de ser opiniones, pasan a ser radicalizaciones de egoísmo en las que se cree tener la verdad. Por este motivo, la lapidación a las mujeres por cometer adulterio, no es una opinión, simplemente es una crueldad. Las opiniones o sentimientos no deben ocasionar daño alguno, puesto que es algo más bien abstracto, pero si se da el caso en que se acciona bajo una opinión, y la acción provoca daño, se está imponiendo una verdad falsa, puesto que para la víctima, la opinión es contraria al daño, y por esto, la acción es censurable. Recordemos que entre opiniones no existe verdad, pero si entre las consecuencias de las acciones, y si es verdad que causar daño no es correcto, no será correcta ninguna acción que lo conlleve. Que causar daño no es correcto no depende de la opinión, sino de la verdad, porque es demostrable que si se causa daño, la persona afectada sufrirá, y si se llega más, incluso otras personas cercanas a ella. Por tanto, que causar daño es inmoral, es verdad, y lo es por ser demostrable. Con esto, quería llegar hasta el punto en que es más que obvio que la relatividad de la verdad no existe, puesto que si todos tuviésemos una, para el asesino sería verdad que matar es bueno, y obviamente no lo es porque es demostrable por sí mismo.
Puede concluirse del modo en que consideremos diferenciada la verdad del sentimiento u opinión, y además, sepamos que existen ciertas verdades demostrables, pues así se requiere para ser consideradas como tal, que afectan a algunas opiniones, y en tanto que la verdad está por encima de todo cuanto existe, las opiniones pueden darse alrededor de una verdad, pero nunca por encima de ella, ni creando una falsa. Por todos estos motivos, queda dicho que no hay verdades diferentes sobre temas iguales, sino opiniones acerca de una verdad demostrable. Del mismo modo, todas las opiniones son revisables por la verdad, y si acaso alguna comprendiese suponer como falsa una verdad demostrada, dejaría de ser opinión válida. Ahora bien, es importante aclarar que con verdad me refiero a verdad natural, no a verdades impuestas, pues éstas son igualmente opiniones. Puede ejemplificarse en el caso en que en la antigüedad se creyese en la forma plana de La Tierra, lo cual fue demostrado, y por tanto, podría ser tomado como verdad, pero esto no es así. No puede tomarse por verdad absoluta aquello que se demuestra mediante algunos razonamientos, ya que existen probabilidades de errar como se demostró posteriormente, y esto sucede ante la falta de ciertos elementos que pueden afectar a las conclusiones, como en este caso, el hecho de que nadie hubiese intentado ir hacia los supuestos límites de la tierra, ya que si esto hubiese sucedido, y se diese una vuelta completa hasta llegar al mismo lugar, habría quedado probado justo lo contrario con sólo añadir un elemento que antes no se consideró. Por este motivo, se debe ser cauto acerca de las verdades, pues no todas las que se demuestran mediante razonamientos o ciencia lo son para siempre, sino que cuando se establecen supuestas verdades basándose en consideraciones que no son suficientes, sólo son opiniones.
Teniendo en cuenta todo cuanto se ha dicho, diremos que las verdades absolutas son únicamente naturales -como la de que necesitamos beber agua para sobrevivir-, y a través de estas verdades, en su unión, se comprenden otras verdades no naturales de mayor complejidad, acerca de las cuales se verterán diferentes opiniones o sentimientos, pero nunca verdades relativas a cada individuo, pues ya se dijo que éstas son las opiniones, y serán respetadas todas las que no supongan la falsedad de una verdad natural, como la de que infligir daño es incorrecto. Se concluye, pues, que la verdad es la medida de todas las cosas.

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