Teoría de la autocomplacencia

   Cuando hablamos de autocomplacencia nos referimos a algo que produce un determinado placer en la misma persona que provoca ese algo, es decir, que el sujeto se complace a si mismo mediante la realización de un acto o actitud en concreto. Sabiendo esto, esta teoría sostiene que todo acto o actitud producidas por cualquier individuo lleva a este a un estado de autocomplacencia, por lo que será este estado el fin último de sus acciones. En tanto que el epicureismo sostiene que el fin último de todo ser humano es la felicidad mediante la búsqueda del placer, yo añado además que en la búsqueda del placer, y en consiguiente, de la felicidad el individuo se cubre de un manto egoísta en el que éste buscará en primera instancia su satisfacción personal. Puede concluirse, pues, que la autocomplacencia es la búsqueda de la felicidad en un ser humano, y por tanto, cada individuo cometerá determinadas acciones siempre de forma egoísta aún no siendo consciente de ello. Tal afirmación puede ejemplificarse en el modo en que si una persona acepta el sufrimiento con el motivo de contentar a un ser querido, esta persona seguirá actuando de forma egoísta. Es obvio que en principio parezca descabellado, pero sólo hay que observar que esta persona acepta su sufrimiento con el único fin de contentar a su ser querido, y por tanto, contentarse a si mismo en la medida en que si no contenta al otro sentiría un gran cargo de conciencia. Por tanto, aún en este tipo de casos extremos en los que parece primar el bienestar ajeno, el ser humano sigue bajo su postura egoísta, de modo que lo primordial es mantener una tranquilidad mental libre de remordimientos.

   De igual manera, las personas a las que puede calificarse como héroes, no actúan en beneficio de los demás como fin último, sino que, aunque de forma inconsciente, realizan sus heroicas acciones para que sean recordados eternamente o se sientan alagados por sus conciudadanos en el afán de cubrir su atazagorafobia.